Las estatuas de Donostia cobran vida para advertir a la ciudadanía de los efectos negativos de la moda rápida y para promover un consumo responsable
Clara Campoamor, Vicente Zaragüeta, Jesús Mari Leizaola, la lavandera de Loiola, la aguadora y el tamborrero de la Plaza Sarriegi, y la escultura del 31 de agosto han revivido para trasladar sus preocupaciones a las y los donostiarrak.













