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CONFLICTO ENTRE SOLIDARIDADES
En los últimos días las principales instituciones vascas han hecho públicos sus proyectos de presupuestos y en las notas de prensa que los acompañan, las palabras más frecuentes han sido “reducción del gasto, austeridad, deuda pública̶
En un año con descenso drástico en los ingresos, hasta un 25% en algunos casos, imaginamos lo complicado del diseño de unas cuentas públicas en las que, de una u otra manera, algunos departamentos verán reducido su presupuesto. No debe ser fácil hacer el reparto.
Muchas instituciones hacen hincapié en que las políticas sociales no van a ver reducidas sus partidas, lo cual supone un alivio para una parte importante de la población. Las políticas solidarias tratan de paliar las consecuencias de una crisis económica mundial, fruto de un modelo de desarrollo económico que genera sistemáticamente exclusión y pobreza. Los problemas a los que hoy en día nos enfrentamos no responden a fenómenos aislados, sino que están directamente relacionados con ese modelo que impide el acceso a los recursos productivos y financieros a amplias bolsas de población, e incluso a países enteros, tanto del Norte “desarrollado” como del Sur “menos desarrollado”. Por ello, cualquier esfuerzo para situar a las personas en el centro del desarrollo debe ser bien recibido.
Centrándonos en la cantidad presupuestaria que se va a destinar a cooperación al desarrollo en el 2010 en la Comunidad Autónoma Vasca mencionaremos algunas razones por las que no sólo se deben mantener nuestros compromisos hacia la cooperación, sino que se han de incrementar. Tarea difícil en unos momentos en los que todo parece apuntar a que la solidaridad debe quedarse en casa.
En primer lugar, la lucha contra la pobreza y la desigualdad es una responsabilidad colectiva. Cualquier iniciativa por erradicarla debe tener una perspectiva global y local, debe intervenir sobre sus consecuencias y sobre las causas estructurales que las generan, así como replantear el ilimitado crecimiento económico como solución a los problemas. Los presupuestos se presentan en un contexto de crisis global que hace que millones de personas se vean privadas de derechos básicos como la alimentación, la salud o la educación. Hoy más que nunca las personas deben ir primero.
Por otro lado, en el año 2000, 189 países miembros de
En el ámbito internacional se están incumpliendo los compromisos ya asumidos. El objetivo de destinar el 0,7% del Producto Nacional Bruto (PNB) como Ayuda Oficial al Desarrollo(AOD) parte de la resolución de la XXV Asamblea General de Naciones Unidas celebrada en 1970 y en la que se estableció que cada país económicamente adelantado aumentara su AOD hasta alcanzar, a más tardar en 1975, el 0,7% de su PNB. Fue el origen del movimiento 0,7% que en el año 1994 supuso una movilización popular sin precedentes. Hubo unanimidad encuanto a la necesidad de alcanzar esa mítica cifra del 0,7%, por parte de ONGD,movimientos sociales, universidades, medios de comunicación y partidos políticos. Han pasado nada menos que 40 años y los acuerdos han sido sistemáticamente incumplidos. Algunas instituciones vascas, dicen llegar a ese0,7% de sus presupuestos destinados a AOD, pero cada una lo calcula de forma diferente. No obstante no debemos olvidar que la medida de referencia del compromiso internacional es la renta y el porcentaje del 0,7% se refiere al aporte público, independientemente del nivel administrativo que lo gestione (estatal,autonómico, provincial o local). Los presupuestos públicos en su conjunto sólo representan algo más de un tercio de la renta nacional. Esto da una idea de lo lejos que estamos de acercarnos a lo asumido en 1970.
Paralelamente, la reciente Ley vasca de Cooperación recoge el compromiso de destinar el 0,7% de su presupuesto a cooperación en el año 2012. En este momento la cifra es del 0,5%,por tanto, todavía se debe hacer un importante esfuerzo para que se cumpla la ley.Lo mismo ocurre con el resto de instituciones vascas.
Por último, debemos recordar otra ley vasca que está siendo incumplida: la Carta deSolidaridad y Justicia con los países empobrecidos, aprobada en el Parlamento vasco en diciembre de 2007 y que compromete al Gobierno vasco entre otras, a cancelar la deuda externa que los países empobrecidos tienen contraída con el Estado español, implicando al Gobierno vasco para que cancele su parte correspondiente de deuda.
Existe por tanto un imperativo ético, social, político y económico de erradicar la pobreza y las desigualdades en el mundo mediante la acción enérgica de cooperación al desarrollo humano equitativo y sostenible y el replanteamiento de políticas a nivel local einternacional. Además, el marco institucional y político en el cual se desarrolla este esfuerzo solidario proviene del trabajo realizado en diferentes mandatos y es patrimonio común de la ciudadanía, fruto del acuerdo político y de la movilización ciudadana.
Nuestro compromiso con el 0,7% es hoy más importante que nunca. La crisis no puede ser una excusa para el incumplimiento con las poblaciones más desfavorecidas del planeta, que ninguna responsabilidad tuvieron en su generación. No puede ser pretexto ni para elincumplimiento del 0,7% ni para defender argumentos que favorezcan la solidaridad limitada a las personas de nuestros pueblos y ciudades. Descartamos categóricamente cualquier planteamiento que suponga un conflicto entre solidaridades.
Natalia Rodríguez
Responsable de Incidencia Política
Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi